
Sobre los años 50 del siglo XIX un nuevo movimiento artístico empieza dispuesto a deshacerse de dramas, sentimientos y pasiones exagerados, fantasmas y personajes marginales . Llega el realismo a sustituir al romanticismo inspirándose en lo que tiene delante. Pretende pintar con palabras toda esa realidad. y todo tipo de temas plasmará (amor, religión, costumbres, tradición). Galdós, Flaubert, Balzac, Dickens... como género la novela eligen. Al principio el narrador testigo aparece pero luego se hace omnisciente y reproduce lo que se ve y lo que se siente. Pululan cientos de personajes de todos los estratos, aunque la burguesía es la que aparece todo el rato. ; si entre el protagonismo grupal brilla un personaje individual su nombre es el que en la portada suele estar (Fortunata y Jacinta, doña Perfecta o la Regenta). Hablan según de donde proceden: su lenguaje es una perfecta recreación de cómo se habla y , si hay que meter dialectalismos ¿por qué no? Las tramas en lugares reales se ambientan inspirados en la ciudad de la que procede el autor, como Madrid y Orbajosa en Galdós Vetusta en Clarín y Marineda para Pardo Bazán. Si te lanzas a leer una novela realista te esperan cientos de páginas para leer pues además de tantas tramas y personajes al autor mucho le gusta describir y meter digresiones, ¡ojo! solo si es realismo subjetivo, porque en el objetivo el autor no opina. Si al escritor se le da por defensor sobre un tema su postura (¡viva el progreso!, el campo, menudo retraso o la religión no es de ninguna ayuda) se llama novela de tesis ya sus personajes manipulan ¿Qué sucede cuando el artista es más crítico y se contagia de cientifismo y coge personajes al borde del abismo como tarados, alcohólicos, adúlteros, o jugadores que acabaron así debido a sus condiciones (biológicas, sociales, temporales)? Tenemos el naturalismo que defiende el determinismo. Esta línea nace en Francia y de la pluma de Zola se propaga, aunque en España, salvo algún caso, mucho no cuaja, salvo que hablemos de Pardo Bazán que con su ensayo La cuestión palpitante lo convierte en tema de debate.
