
Este espacio longevo donde habito, es un encierro, o es la vida riéndose, de amaneceres y esperanzas. Piedras en ubicua necesidad de manzanas de adornos y clavos en la pared sin nada para mostrar, la dura realidad es otro cuadro. La enseñanza es ese vacío que nos queda. A veces nos empequeñece y nos dejamos la piel sobre el verde. si pudieras lavarme con agua de mar ensuciarme un poco los poros y dejar para siempre tu olor, entre los mangles como cuando teníamos una ilusión de vivir un recuerdo para aferrarnos y un niño entre los dos. Pero eso sería una mentira, mi venganza o una triste tormenta interior. Arrasando, arrazando.