Catorce 99, primavera, la Complutense camina, miles de almas ilumina, la libertad por bandera. El aprendizaje espera en la facu y sus pasillos, entre el campus de castillos. La curiosidad habita en la más cosmopolita, la docta nos saca el brillo. Dónde vivir lo que pase, dónde cuestionar certezas, dónde mandan las cabezas, dónde el mapa es una frase. Una distinción de clase, una etapa alucinante con historias del estante. Conocerse es el tesoro, y la pieza es este foro que ilumina el estudiante. Por vocación, por tajada, o porque me dio la nota, saboreo cada gota, cada habilidad ganada. Con mi carrera aprobada, con la mirada desnuda, al principio todo es duda. Yo llegué vivo de miedo y me susurré "sí puedo", permanecí con tu ayuda. Hay profes que saben tanto que se olvidan de enseñar, hay Sócrates que escuchar que asustan al desencanto. Cada crédito es un tanto, y aprendí que un suspenso era alargar lo ya extenso. Encontré amigos eternos, con quién regué los inviernos y disfruté por lo intenso. Aprendí en libertad, entre libros me arrullo, y me llena de orgullo sentir la universidad. Llega mi oportunidad, por fin tengo el pergamino que sugiere algún camino. Siento que encajo en la pieza, todo acaba y todo empieza, cuando escribo mi destino
