Tainos

Cemí en la montaña, guardián del amanecer, Con la Coa sembramos en el Conuco, sin perecer. El Areyto suena en el Batey, danzamos con fervor, El Bohique nos sana con sabiduría y amor. El viento del Juracán nos hace recordar, Jugamos Batú mientras las nubes empiezan a llegar. En el Yucayeque, con la Nagua se visten de honor, El Burén calienta el Casabe con sabor ancestral mayor. En el Dujo el Cacique se sienta, liderando con razón, El Guayacán nos da fuerza, su madera es bendición. La Barbacoa enciende el fuego, cocinamos con destreza, En la Canoa navegamos, con calma y con certeza. Descansamos en la Hamaca, bajo el cielo estrellado, El canto del Coquí es el llamado encantado. La Cohoba nos eleva, en lo espiritual ascendemos, El Tabonuco ilumina el sendero que seguimos. El Guaraguao sobrevuela, vigilante en el aire azul, En el Bohío nos refugiamos, cerca del mar y su sal. El Achiote nos pinta, de rojo nos vestimos, La Arepa y el Casabe, en el Burén compartimos. El Bejuco nos envuelve, en la selva al caminar, El Guamá es nuestro techo, bajo él vamos a soñar. El Iguana corre libre, en la selva tropical, El Manatí nada sereno en el río magistral. El Burén sigue vivo, en la cocina sin igual, La herencia Taína nunca deja de brillar.